La salida fue planeada para las 8:30 de la mañana y hubo papás que llegaron desde las 7:30. Los monitores nos pusimos de acuerdo para que alguien llegara mucho más temprano de lo normal, y fue Mario quien llegó.
Los padres de familia se empezaron a impacientar dado que el camión y una vez más la falta de organización y de responsabilidad que se tiene por parte de las personas encargadas del transporte en la delegación Tlalpan mandaron de ultima hora y a la carrera.
Los padres de familia se empezaron a impacientar dado que el camión y una vez más la falta de organización y de responsabilidad que se tiene por parte de las personas encargadas del transporte en la delegación Tlalpan mandaron de ultima hora y a la carrera.

El camión llegó por fin casi a las 10 de la mañana y lo papás exigieron que se les repusiera el tiempo que habían perdido y el chofer que no tenía nada que ver en esto accedió de muy buen modo y muy amablemente dijo - está bien, estaremos de regreso a las 4:00pm- fue así como procedimos a subir a los niños y el chofer de nombre Pedro quedó muy bien ante la gente.

A la llegada nos atendió José Luis Torres, quién junto a otros instructores organizó algunas actividades con los niños y los papás de estos ya que no había sido avisado de nuestra asistencia al lugar y tenían que hacer un poco de tiempo en lo que se desocupaba la alberca.


Nos atendió excelente, y nos organizaron una escalada para los niños en una exhibicion y conjunto de stands que se habían colocado ese día.

En lo que los niños esperaban se subieron a un ring que estaba montado cerca de la playa artificial, donde jugaron luchas, les regalaron globos, pero eso sí, muy impacientes por quererse meter al agua.




Después de la escalada, dirigimos a los niños a los vestidores porque ahora sí venia la sambullida en la alberca, la tarea fue un tanto complicada ya que el rango de la población que estamos manejando oscila entre los 4 y 16 años, teniendo entre estos niños con capacidades diferentes, tanto físicas como mentales pero todo salió bien.

-Al agua patos- Grito un niño una vez que supo que nos dirigíamos a la zona de albercas.
Los niños que sabían nadar se fueron junto con los instructores a la alberca de 25 m y los demás en el chapoteadero, Edith y yo (Iván), estuvimos adentro con los niños que no sabían nadar mientras que Mario supervisaba desde fuera.

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